Se iba a analizar el contenido fósil de una placa de sedimento de la roca de Holstein mediante tomografía computerizada. La tecnología de tomografía computarizada ofreció resultados que nadie había esperado.

Las geociencias, y la paleontología en particular, abren ventanas al pasado de nuestro planeta y proporcionan información sobre los cambios de nuestro hábitat a lo largo de millones de años. Especies posiblemente extinguidas hace mucho tiempo pintan cuadros de la vida mucho antes de la aparición de la humanidad, en un entorno y una vegetación drásticamente diferentes de los actuales. No sólo los hallazgos de dinosaurios inspiran nuestra imaginación, sino también los fósiles micrométricos que demuestran los enormes cambios que ha sufrido nuestro planeta. Y nos asombran los conocimientos que ya han adquirido los científicos y las conclusiones que pueden extraerse sobre nuestro futuro.

El Dr. Ulrich Kotthoff, Jefe de Paleontología del Instituto Leibniz para el Análisis del Cambio de la Biodiversidad de Hamburgo y un equipo de investigadores del Departamento de Micropaleontología de la Universidad de Hamburgo, los Foraminifera.eu Labs y el LIB visitaron recientemente la fábrica de aplicaciones Comet Yxlon para comprobar lo que la tecnología de rayos X actual puede hacer por sus investigaciones. Una losa sedimentaria de roca de Holstein, una arenisca especial que se encuentra principalmente en el este de Schleswig-Holstein, iba a ser analizada por su contenido en fósiles mediante tomografía computerizada.

Hasta ahora, este tipo de investigaciones se han llevado a cabo principalmente destruyendo la roca, pero esto siempre conlleva el riesgo de dañar los fósiles que contiene. El examen no destructivo es, por tanto, una alternativa atractiva si se puede alcanzar la resolución necesaria. Las nuevas posibilidades tecnológicas permitieron obtener resultados que nadie esperaba: No sólo se veían claramente caracoles de mayor tamaño, sino también una acumulación de caparazones milimétricos de foraminíferos. Los foraminíferos son organismos unicelulares que se encuentran en hábitats marinos como océanos o marismas. Los foraminíferos más antiguos que se han encontrado tienen unos 540 millones de años. Los científicos pueden leer en sus caparazones los cambios más pequeños en las respectivas condiciones ambientales y, de este modo, remontarse a tiempos muy lejanos en el clima y el desarrollo marino.